El Golpe de
Estado del ‘76:
Cuando el
capitalismo estuvo en peligro
Corría el año
1975, miles de obreros entre los que había peronistas, marxistas y clasistas
independientes, protagonizaban grandes huelgas, tomas de fábricas, la
recuperación de centenares de comisiones internas y cuerpos de delegados.
Incluso en algunas industrias los obreros debatían sobre el control de la
producción y se organizaban en coordinadoras interfabriles.
Todo este grado
de organización obrera nunca visto en nuestro país fue parte de una acumulación
de experiencias políticas y luchas. El Cordobazo, el Rosariazo, las revueltas
estudiantiles en Corrientes, y diversas formas de lucha callejera que la clase
obrera y los estudiantes, ligados a la izquierda peronista o al marxismo,
dieron contra la dictadura de Onganía en 1969, mostraron el quiebre de una
parte importante de la clase obrera con las viejas conducciones de la
burocracia sindical peronista.
Perón fue el
elegido para aniquilar el proceso social que cuestionaba al capitalismo.
La continuidad
del capitalismo y las ganancias imperialistas estaban en juego.Por ejemplo, los
trabajadores argentinos, producto de sus luchas lograron quedarse con el 50%
del PBI (1).Esta era la participación más alta del PBI por parte de los
trabajadores en todo el mundo capitalista de la época.
Este gran
ascenso de la izquierda en las organizaciones obreras y populares fue lo que
hizo que la dictadura de Lanus se negociara la vuelta de Perón, como el único
capaz de frenar y liquidar un movimiento obrero cada vez más combativo,
clasista y de ideas socialistas.
Perón llega al
gobierno a través de un golpe “institucional” contra Cámpora, el presidente
peronista que se había elegido en las elecciones de 1973. En un primer momento
logra su objetivo de lograr una breve “paz social”. Pero comienza un proceso de
resistencia a su plan de austeridad. Para controlar eso Perón expulsa a los
montoneros de la plaza en el acto del 1º de mayo de 1974. El proceso de
resistencia se agudiza con su muerte y bajo el gobierno de Isabel Perón
también.
El imperialismo
norteamericano tomó nota de lo que pasaba y junto a las Fuerzas Armadas
conformaron grupos parapoliciales integrados por cuadros militares, policiales,
sindicales y civiles, entrenados para la tortura, los interrogatorios y la
desaparición de personas en lo que se llamó el Plan Cóndor. Este plan no solo
formó a los militares argentinos sino también a los de otros países
latinoamericanos que también sufrieron golpes de estado. En Argentina se formó
la Triple A, Alianza Anticomunista Argentina, conducida por López Rega,
ministro de Bienestar Social, y en febrero del ´75, Isabel firmó el decreto de
aniquilamiento, dándole poder total al ejército para la represión interna.
En junio del ‘75
llegó el rodrigazo (2), un plan de ajuste salarial con una inflación que
superaba el 120%. Las bases obreras desbordaron a la conducción de la CGT del
burócrata Lorenzo Miguel y con tomas de fábricas y movilizaciones obligaron a
la central obrera a concretar el primer paro general contra un gobierno
peronista. El plan de ajuste fue derrotado en las calles.
El Golpe fue
contra la clase trabajadora y el pueblo
Ante esta
situación, viendo que el gobierno de Isabel Perón ya no servía para contener a
las masas en ascenso, el imperialismo decidió, conjuntamente con la mayor parte
de la burguesía argentina, incluida la cúpula radical, un sector de la
dirigencia peronista y el apoyo de la Iglesia, dar el golpe más sangriento de
nuestra historia. El problema ya no eran sólo los focos guerrilleros, sino lo
que Ricardo Balbín, el dirigente de la UCR, denominó como “guerrilla fabril”.
Es decir un movimiento obrero clasista, que desbordaba el control de la
burocracia sindical y con sus luchas y tomas de fábricas cuestionaban
directamente la propiedad privada y el control de los medios de producción.
En estos 32 años
de democracia burguesa, el PJ, la UCR y los medios de comunicación intentaron
borrar de la memoria histórica el grado de organización, conciencia,
solidaridad de clase y las ideas socialistas que tuvo la clase trabajadora en
los años previos al golpe.
Hoy la clase
trabajadora de nuestro país y del mundo estamos en medio de una nueva crisis
capitalista, los grandes capitales destruyen fuentes de trabajo, los gobiernos
burgueses recortan en educación y salud, otra vez los topes salariales. La soga
de la lucha de clases comienza a tensarse nuevamente en diversas partes del
mundo.Está en nosotros, los trabajadores, construir nuestras propias
organizaciones con independencia de clase, recuperar las comisiones internas en
manos de la burocracia peronista. El PSTU en el Frente de Izquierda, te propone
construir un partido sin patrones ni políticos burgueses como lo es el PJ, un
partido que luche incansablemente por el socialismo en todo el mundo.
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