LEY DE HIDROCARBUROS
Chevron
y los yanquis escriben nuestras leyes
PSTU NACIONAL
LIT-CI Diciembre 2.014
Se cae a pedazos el edificio construido con
ladrillos de mentiras acerca de nuestra independencia y soberanía.
La Ley de Hidrocarburos, presentada ante todos nosotros como la ley que iba a permitirnos recuperar la soberanía y el autoabastecimiento energético, fue una exigencia de Chevron para invertir en Vaca Muerta.
La Ley de Hidrocarburos, presentada ante todos nosotros como la ley que iba a permitirnos recuperar la soberanía y el autoabastecimiento energético, fue una exigencia de Chevron para invertir en Vaca Muerta.
Nuestras leyes
se escriben en inglés
Se conoció la existencia de numerosos “documentos,
redactados en inglés y estrictamente confidenciales”1 que
formaron parte de la negociación entre Chevron e YPF en los cuales la
multinacional yanqui delineó las condiciones que pretendía para sus
inversiones.
Como venimos denunciando desde Avanzada Socialista periódico del PSTU, la ley contiene muchos puntos que garantizan a Chevron y demás “inversiones” petroleras que puedan llevarse sus ganancias al exterior sin reinvertir en el país, incluyendo un tope del 12% en los impuestos y regalías que deberán pagar, así como también la extensión de las concesiones a 35 años. Para completar, la petrolera yanqui podrá retirarse de las operaciones sin ningún tipo de penalización y, como si fuera poco, aunque se retire seguirá cobrando el 50% de los beneficios de la producción. Y como si el fallo del juez Griesa sobre los fondos buitres no hubiese sido suficiente nuevamente existe una cláusula que coloca cualquier disputa o desacuerdo entre el país y las petroleras bajo la ley de Nueva York y de los tribunales de la Cámara de Comercio Internacional, con sede en Francia.
Todas estas cláusulas y garantías fueron condiciones que Chevron y las multinacionales petroleras impusieron al país a través de esos documentos secretos para invertir en Vaca Muerta.
Como venimos denunciando desde Avanzada Socialista periódico del PSTU, la ley contiene muchos puntos que garantizan a Chevron y demás “inversiones” petroleras que puedan llevarse sus ganancias al exterior sin reinvertir en el país, incluyendo un tope del 12% en los impuestos y regalías que deberán pagar, así como también la extensión de las concesiones a 35 años. Para completar, la petrolera yanqui podrá retirarse de las operaciones sin ningún tipo de penalización y, como si fuera poco, aunque se retire seguirá cobrando el 50% de los beneficios de la producción. Y como si el fallo del juez Griesa sobre los fondos buitres no hubiese sido suficiente nuevamente existe una cláusula que coloca cualquier disputa o desacuerdo entre el país y las petroleras bajo la ley de Nueva York y de los tribunales de la Cámara de Comercio Internacional, con sede en Francia.
Todas estas cláusulas y garantías fueron condiciones que Chevron y las multinacionales petroleras impusieron al país a través de esos documentos secretos para invertir en Vaca Muerta.
El Gobierno y el
Congreso traducen al castellano las exigencias de Chevron
Haciendo caso a las exigencias de Chevron, el
Gobierno se apresuró a emitir decretos y redactar las normas que “legalizan” la
continuidad del saqueo. De esta manera, aquellos documentos “confidenciales” y
“en inglés” se tradujeron en los decretos 1208/13 y 929/13, en la reforma y
promulgación de la Ley Provincial 2687 de la provincia de Neuquén, coronando
esta maratón legislativa con la Ley 27007 de Hidrocarburos que el Congreso
aprobó el pasado 30 de octubre gracias a la mayoría parlamentaria K que lo hizo
en tiempo récord.
Los diputados de Massa, Macri o los radicales, siendo parte de este circo donde el Congreso es un instrumento de las multinacionales extranjeras, se limitaron a votar en contra con el argumento de que no se los había tenido en cuenta para el debate y, que como siempre el Gobierno no quería consensuar con ellos. Lejos de denunciar la entrega de nuestros recursos, reclamaron querer ser parte activa de dicha entrega.
Los diputados de Massa, Macri o los radicales, siendo parte de este circo donde el Congreso es un instrumento de las multinacionales extranjeras, se limitaron a votar en contra con el argumento de que no se los había tenido en cuenta para el debate y, que como siempre el Gobierno no quería consensuar con ellos. Lejos de denunciar la entrega de nuestros recursos, reclamaron querer ser parte activa de dicha entrega.
Un país sometido
a las reglas del imperialismo
Las condiciones que ahora gozan Chevron y las
multinacionales petroleras en nuestro país son el resultado de años de saqueo,
desinversión y sometimiento económico y político que el imperialismo ejerce
sobre los trabajadores y pueblos del mundo, entre ellos nuestro país.
Son el resultado de la privatización de YPF en los años ‘90, del saqueo que hizo Repsol de nuestros recursos naturales durante casi 20 años con la complicidad de los gobiernos de turno incluidos el de Néstor y Cristina. La utilización de un sistema de extracción sin ningún tipo de inversión es el que tuvo como resultado la pérdida de nuestro autoabastecimiento energético, y como si fuera poco el Gobierno indemnizó a la petrolera española con millones de dólares.
Aunque parezca difícil de creer, estas políticas, que son llevadas adelante por el imperialismo tienen por objetivo poner en pie un mecanismo perverso de sometimiento para expoliar a los pueblos. La pérdida de nuestro autoabastecimiento energético, así como nuestro endeudamiento externo son objetivos permanentes para que tengamos que recurrir a nuevos créditos e “inversiones” por parte de ellos, y nos veamos obligados a aceptar las condiciones que nos imponen.
Por eso es que hoy, para volver a acceder a “créditos internacionales” (o sea, endeudarnos todavía más), los buitres exigen que les paguemos todo; esta es la gran explicación que el kirchnerismo hace para justificar que siguen entregando nuestros recursos a Chevron, Exxon y otras grandes multinacionales. Y el colmo de los colmos es que el fondo buitre Black Rock fue denunciado por Cristina cuando lo vinculó con el cierre de la gráfica Donnelley, aunque evitó comentar que es socio del Estado argentino en YPF, muy interesado en los yacimientos de Vaca Muerta.
Aunque quieran convencernos que esta nueva legislación es para recuperar nuestro abastecimiento energético, esta afirmación no se condice con la votación del presupuesto para 2015 que prevé un gasto de centenares de millones de dólares para la importación de nafta sólo para satisfacer el mercado interno2. Sin mencionar que además, esta importación implica un negocio millonario para las petroleras porque es nafta exenta de impuestos.
Mientras los trabajadores de todo el país deben pagar un 21% de impuesto a través del IVA a todos los alimentos y productos que necesitan para vivir, o los que pueden conseguir algunos aumentos salariales son alcanzados por el impuesto a las ganancias, gracias a la nueva Ley Chevron las petroleras, que recaudan millones de dólares, pueden girar sus extraordinarias ganancias al exterior, o pagar sólo el 12% de regalías.
Organizar la pelea junto a todos los trabajadores, para obligar al Gobierno a romper con este sometimiento y avanzar en nuestra verdadera soberanía energética es nuestro camino a seguir y desde el PSTU estaremos a disposición de organizarla y ser parte de ella.
Son el resultado de la privatización de YPF en los años ‘90, del saqueo que hizo Repsol de nuestros recursos naturales durante casi 20 años con la complicidad de los gobiernos de turno incluidos el de Néstor y Cristina. La utilización de un sistema de extracción sin ningún tipo de inversión es el que tuvo como resultado la pérdida de nuestro autoabastecimiento energético, y como si fuera poco el Gobierno indemnizó a la petrolera española con millones de dólares.
Aunque parezca difícil de creer, estas políticas, que son llevadas adelante por el imperialismo tienen por objetivo poner en pie un mecanismo perverso de sometimiento para expoliar a los pueblos. La pérdida de nuestro autoabastecimiento energético, así como nuestro endeudamiento externo son objetivos permanentes para que tengamos que recurrir a nuevos créditos e “inversiones” por parte de ellos, y nos veamos obligados a aceptar las condiciones que nos imponen.
Por eso es que hoy, para volver a acceder a “créditos internacionales” (o sea, endeudarnos todavía más), los buitres exigen que les paguemos todo; esta es la gran explicación que el kirchnerismo hace para justificar que siguen entregando nuestros recursos a Chevron, Exxon y otras grandes multinacionales. Y el colmo de los colmos es que el fondo buitre Black Rock fue denunciado por Cristina cuando lo vinculó con el cierre de la gráfica Donnelley, aunque evitó comentar que es socio del Estado argentino en YPF, muy interesado en los yacimientos de Vaca Muerta.
Aunque quieran convencernos que esta nueva legislación es para recuperar nuestro abastecimiento energético, esta afirmación no se condice con la votación del presupuesto para 2015 que prevé un gasto de centenares de millones de dólares para la importación de nafta sólo para satisfacer el mercado interno2. Sin mencionar que además, esta importación implica un negocio millonario para las petroleras porque es nafta exenta de impuestos.
Mientras los trabajadores de todo el país deben pagar un 21% de impuesto a través del IVA a todos los alimentos y productos que necesitan para vivir, o los que pueden conseguir algunos aumentos salariales son alcanzados por el impuesto a las ganancias, gracias a la nueva Ley Chevron las petroleras, que recaudan millones de dólares, pueden girar sus extraordinarias ganancias al exterior, o pagar sólo el 12% de regalías.
Organizar la pelea junto a todos los trabajadores, para obligar al Gobierno a romper con este sometimiento y avanzar en nuestra verdadera soberanía energética es nuestro camino a seguir y desde el PSTU estaremos a disposición de organizarla y ser parte de ella.
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