A 45 años del Cordobazo:
La insurrección obrero-estudiantil
que derribó a la dictadura de Onganía
que derribó a la dictadura de Onganía
Hace 45 años, la ciudad de Córdoba se levantaba pero no de cualquier manera: decenas de miles de personas que integraban los sindicatos obreros y estudiantiles, de partidos políticos y la clase media en general, le decían basta a la dictadura de Onganía.
En estas líneas recogeremos los hechos principales y sus enseñanzas.
En estas líneas recogeremos los hechos principales y sus enseñanzas.
“Generalizar el Cordobazo hasta llegar al argentinazo”
Así arrancó la campaña electoral del PST para las presidenciales de 1973, ese era uno de sus ejes: Moreno menciona que consiguieron un spot para salir en la tele y que esto era una conquista que había dejado el Cordobazo, ese llamado a elecciones y la legalidad que incluso podía aprovechar la extrema izquierda para avanzar en su construcción, que es lo que hizo nuestra corriente, el PST.
El Cordobazo tuvo un contexto mundial de luchas contra regímenes reaccionarios, y por reivindicaciones económicas y sociales, con objetivos revolucionarios. Dos grandes ejemplos fueron la “primavera” de Praga, el mayo francés de 1968[1]. Y estaban, por supuesto, las influencias de la revolución cubana.
En Argentina, ya iban tres años de dictadura de Onganía. La percepción de las masas era negativa: por la falta de libertades democráticas, cuya máxima expresión era la proscripción del peronismo, el partido mayoritario en el país. Y por el intento de eliminar conquistas obreras para favorecer a las multinacionales.
Eso provocó un reguero de movilizaciones contra los milicos previas al Cordobazo: el Correntinazo, donde los estudiantes se levantaron contra el aumento de precios en el comedor universitario. Todo terminó con un joven muerto: Cabral. Esto produjo un efecto contagio a Rosario, también con dos estudiantes muertos y un levantamiento generalizado en la ciudad. Hubo tucumanazos, también conflictos en Mendoza.
En Argentina, ya iban tres años de dictadura de Onganía. La percepción de las masas era negativa: por la falta de libertades democráticas, cuya máxima expresión era la proscripción del peronismo, el partido mayoritario en el país. Y por el intento de eliminar conquistas obreras para favorecer a las multinacionales.
Eso provocó un reguero de movilizaciones contra los milicos previas al Cordobazo: el Correntinazo, donde los estudiantes se levantaron contra el aumento de precios en el comedor universitario. Todo terminó con un joven muerto: Cabral. Esto produjo un efecto contagio a Rosario, también con dos estudiantes muertos y un levantamiento generalizado en la ciudad. Hubo tucumanazos, también conflictos en Mendoza.
Convocatoria a paro general y acontecimientos del 29 y 30 de mayo
Debemos señalar que Córdoba era la segunda provincia del país, y un polo industrial que atraía a gente de todos lados. A esto se le sumaba la universidad con muchos siglos de historia que también convocaba a estudiantes de todas partes, con el comedor universitario como lugar de encuentro y debate político. Quien gobernaba era Caballero, un interventor designado por Onganía.
Por supuesto que siempre mediaba la bronca por la prohibición del peronismo, que en todo el país había generado la “Resistencia” y había obligado a muchos de los principales referentes a movilizarse, llamando a la base a luchar.
Nuestro partido, en ese momento el PRT-La verdad, preveía esta generalización de los conflictos. Por eso se le daba una profunda importancia a desarrollar un partido de trabajadores inserto en las principales ciudades y fábricas.
La Central sindical cordobesa coincidía con la CGTA (CGT de los Argentinos, opositora y peronista, independiente de Onganía) . La CGTA (de Ongaro) con la CGT oficial (dirigida por Vandor) llamaron a paro nacional de 24hs para el 30 de mayo. En Córdoba se resolvió uno de 48hs desde el 29 de mayo, de carácter activo con abandono de tareas y movilización al centro -para diferenciarse del paro matero vandorista. Todo esto fue decidido el 28 de mayo entre los dirigentes sindicales (SMATA, UTA, UOM y Luz y Fuerza), previamente habían realizado asambleas, y ya estaba sellada la unidad con el movimiento estudiantil desde el momento en que la federación apoyaba las campañas de la CGTA. El Cordobazo selló la unidad obrero–estudiantil, acabando con años de enfrentamientos impulsados por las direcciones antiobreras (gorilas) que se habían impuesto por décadas entre los estudiantes.
Las principales consignas eran contra la derogación del sábado ingles, que les había permitido a los trabajadores hacer media jornada pero cobrándola por día completo, y afectaba al SMATA. Otro elemento era el de las quitas zonales en la UOM, que consistían en que los salarios del interior eran más bajos que los de Buenos Aires.
La UTA de Atilio López estaba disconforme por la privatización de la empresa municipal, y veían con muy malos ojos la restructuración del transporte, por que temían la pérdida de fuentes laborales.
Los estudiantes estaban disconformes por la intervención de la Federación, y de las universidades, y por los exámenes de ingreso que había metido Onganía.
El mismo 29 a la mañana 4000 mil obreros de IKA Renault bajaron hacia el centro, para confluir en la sede de la CGT de Av.Vélez Sársfield.
El centro estaba cortado por la policía para impedir que se hiciera el acto planeado. Y ahí cayó muerto el estudiante y trabajador Máximo Mena, hecho que enfureció a los manifestantes, y generó solidaridad por parte de la población. A partir de ese momento, la policía ya no pudo hacer más nada y debieron replegarse. Los dirigentes ya no pudieron manejar más a las masas. La ciudad se convirtió en un campo de guerra con comercios quemados, sobre todo los que representaban a firmas multinacionales como la Xerox y la concesionaria Citroen. Se armaron las famosas barricadas en los barrios cercanos, se prendió fuego a los autos.
Ante el avance de trabajadores y estudiantes, el ejército interviene en la noche del 29 y al finalizar el 30 de mayo había tomado control de la ciudad, y se llevaban detenidos a Tosco (Luz y Fuerza) y a Elpidio Torres (SMATA)[2].
El Cordobazo terminó con decena de muertos y heridos, pero marcó el inicio de la caída de la dictadura. En junio del año siguiente renunciaba Onganía, y era reemplazado por Levingston. En 1971 se daba el segundo Cordobazo, más conocido como “el Viborazo”. Ya en el ‘72, bajo la presidencia de Lanusse, no les quedó otra que llamar a elecciones.
Por supuesto que siempre mediaba la bronca por la prohibición del peronismo, que en todo el país había generado la “Resistencia” y había obligado a muchos de los principales referentes a movilizarse, llamando a la base a luchar.
Nuestro partido, en ese momento el PRT-La verdad, preveía esta generalización de los conflictos. Por eso se le daba una profunda importancia a desarrollar un partido de trabajadores inserto en las principales ciudades y fábricas.
La Central sindical cordobesa coincidía con la CGTA (CGT de los Argentinos, opositora y peronista, independiente de Onganía) . La CGTA (de Ongaro) con la CGT oficial (dirigida por Vandor) llamaron a paro nacional de 24hs para el 30 de mayo. En Córdoba se resolvió uno de 48hs desde el 29 de mayo, de carácter activo con abandono de tareas y movilización al centro -para diferenciarse del paro matero vandorista. Todo esto fue decidido el 28 de mayo entre los dirigentes sindicales (SMATA, UTA, UOM y Luz y Fuerza), previamente habían realizado asambleas, y ya estaba sellada la unidad con el movimiento estudiantil desde el momento en que la federación apoyaba las campañas de la CGTA. El Cordobazo selló la unidad obrero–estudiantil, acabando con años de enfrentamientos impulsados por las direcciones antiobreras (gorilas) que se habían impuesto por décadas entre los estudiantes.
Las principales consignas eran contra la derogación del sábado ingles, que les había permitido a los trabajadores hacer media jornada pero cobrándola por día completo, y afectaba al SMATA. Otro elemento era el de las quitas zonales en la UOM, que consistían en que los salarios del interior eran más bajos que los de Buenos Aires.
La UTA de Atilio López estaba disconforme por la privatización de la empresa municipal, y veían con muy malos ojos la restructuración del transporte, por que temían la pérdida de fuentes laborales.
Los estudiantes estaban disconformes por la intervención de la Federación, y de las universidades, y por los exámenes de ingreso que había metido Onganía.
El mismo 29 a la mañana 4000 mil obreros de IKA Renault bajaron hacia el centro, para confluir en la sede de la CGT de Av.Vélez Sársfield.
El centro estaba cortado por la policía para impedir que se hiciera el acto planeado. Y ahí cayó muerto el estudiante y trabajador Máximo Mena, hecho que enfureció a los manifestantes, y generó solidaridad por parte de la población. A partir de ese momento, la policía ya no pudo hacer más nada y debieron replegarse. Los dirigentes ya no pudieron manejar más a las masas. La ciudad se convirtió en un campo de guerra con comercios quemados, sobre todo los que representaban a firmas multinacionales como la Xerox y la concesionaria Citroen. Se armaron las famosas barricadas en los barrios cercanos, se prendió fuego a los autos.
Ante el avance de trabajadores y estudiantes, el ejército interviene en la noche del 29 y al finalizar el 30 de mayo había tomado control de la ciudad, y se llevaban detenidos a Tosco (Luz y Fuerza) y a Elpidio Torres (SMATA)[2].
El Cordobazo terminó con decena de muertos y heridos, pero marcó el inicio de la caída de la dictadura. En junio del año siguiente renunciaba Onganía, y era reemplazado por Levingston. En 1971 se daba el segundo Cordobazo, más conocido como “el Viborazo”. Ya en el ‘72, bajo la presidencia de Lanusse, no les quedó otra que llamar a elecciones.
El Cordobazo dio origen al “clasismo cordobés”, que vio frustrado su desarrollo a partir de dos grandes debilidades. Por un lado, por influencia de corrientes ultraizquierdista no tuvo política hacia el resto del movimiento obrero que seguía bajo el control de la burocracia. Por otro, enfrentaba a la burocracia peronista pero sin tener una propuesta política alternativa, de independencia de clase. Por eso fue arrollada por las políticas de alianza con los patrones, que venían del peronismo, y de expresiones ultraizquierdistas como el ERP. Sólo algunos de sus dirigentes dieron el salto a la lucha política revolucionaria, como fue el caso de José Francisco Páez que ingresó a nuestro partido, el PST.
Conclusiones y tareas pendientes
Muchas cosas pasaron en estos 45 años, pero lo fundamental sigue igual. Continuamos con la necesidad de enfrentar el ajuste de las patronales y del Gobierno y a las burocracias que están con uno u otro sector patronal. También tenemos que vencer posiciones sectarias y avanzar hacia la unidad para luchar. Unidad para impulsar, por ejemplo, que el SMATA se sume al paro del 29 de mayo de la UOM cordobesa y para lograr que ese paro sea activo.
La unidad para luchar es la mayor lección del Cordobazo. Pero hay otra lección: la necesidad de una dirección revolucionaria para poder acabar definitivamente con el poder de las patronales. De lo contrario todo se vuelve a repetir. Para avanzar en ese camino, te invitamos a sumarte a la construcción del PSTU.
Notas:
[1] Moreno, Nahuel: Después del Cordobazo, Editorial Antídoto, 1997 [1971]
[2] Brennan: El cordobazo. Las guerras obreras en Córdoba, 1955-1976, Editorial Sudamericana, 1996.
[1] Moreno, Nahuel: Después del Cordobazo, Editorial Antídoto, 1997 [1971]
[2] Brennan: El cordobazo. Las guerras obreras en Córdoba, 1955-1976, Editorial Sudamericana, 1996.
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