NO PUEDEN BORRAR LA HISTORIA DE ESTA PATAGONIA REBELDE
Esto abre varias discusiones. Por un lado el valor histórico de la vieja
comisaría, y por el otro la cuestión de la falta de escuelas y gimnasios.
Nosotros estamos totalmente en contra de que el gobierno nacional, provincial o
municipal le pague un gimnasio a los salesianos, y a cualquier organización
religiosa o privada. La solución al problema de la falta de escuelas es
aumentar el presupuesto para educación pública y no destinar más dinero para
las escuelas privadas, que son un negocio.
LA HISTORIA ALREDEDOR DE LA COMISARÍA
Esa comisaría fue el escenario de atroces acontecimientos contra los
trabajadores. Según relata Osvaldo Bayer en su obra “La Patagonia rebelde”, en
1914 se desató el primer movimiento de lucha de los peones rurales de Santa
Cruz. Ocurrió en la estancia “Mata grande” del inglés Guillermo Patterson. La
Federación Obrera de San Julián envió al español Palacios como delegado y le
exigió al estanciero Patterson, entre otras cosas, que los obreros rurales no
paguen más la comida, que el patrón no le cobre los peines y cortantes que se
destruían durante la esquila, y que el pago al médico sea voluntario. Patterson
se negó y la policía local se ocupó de cumplir la voluntad del estanciero
reprimiendo a los huelguistas y encarcelando a sus dirigentes. Según Osvaldo
Bayer “se llega así al inusitado número —para San Julián— de 69 detenidos. Casi
todos extranjeros: 40 españoles, 20 chilenos, 1 inglés, 1 italiano, 1 ruso, 4
argentinos y 1 francés”.
En 1920 el anarquista español Juan Rivas y Rivas, llegó a Puerto San
Julián “por decreto del gobierno nacional” para “sufrir en ésta destierro de
cuatro años y medio por ser anarquista furioso y peligroso”[1]. Rivas y Rivas
tenía entonces prohibido por las autoridades realizar actividad política, pero
se presentó en una asamblea de la “Sociedad Obrera de Oficios Varios” y fue
inmediatamente detenido, y enviado a la comisaría.
Ese mismo año hicieron explotar una bomba en la casa del comisario
Albornoz, de Puerto San Julián, y se inició una cacería de obreros y activistas
anarquistas principalmente. Muchos de ellos fueron encerrados por más de dos
meses en la comisaría y luego llevados a la cárcel de Río Gallegos, donde los
liberaron al poco tiempo, por falta de pruebas.
También estuvo detenido en esa comisaría José Font, también conocido
como “Facón Grande”. Uno de los principales dirigentes de las luchas que se
dieron a partir de 1920. Fue fusilado junto a un centenar de compañeros en
diciembre de 1921, por el teniente Coronel Héctor Benigno Varela, bajo las
órdenes del presidente Hipólito Yrigoyen, al servicio de los negocios de los
Braun Menendez, y demás oligarcas.
Entre las paredes de ese viejo edificio, que supo ser la comisaría del
pueblo, también fueron encerradas, golpeadas y torturadas las mujeres que se
negaron a prostituirse con los soldados que habían fusilado a los huelguistas.
Las “Catalanas”, o “Las Putas de San Julián”, como las llamó Osvaldo Bayer en
sus libros. Amalia Rodríguez, Ángela Fortunato, Maud Foster, Consuelo García y
María Juliache.
También fueron encarcelados ahí el polaco Francisco Nodokoski y el ruso
Miguel Neke. Peones rurales y anarquistas que se estaban escapando de la
represión. Los fusilaron en la carnicería de Bucic y los tiraron a los chanchos
para que se los coman.
LAS LUCHAS DE AYER Y DE HOY
La historia y la memoria son armas que tiene el pueblo para aprender de
sus luchas. Mirando el pasado podemos ver con otros ojos el presente y el
futuro. Los trabajadores aprendemos de esta manera lo que pasó y podemos pensar
mejor que hacemos ahora frente a las injusticias que vivimos. Las monjas
salesianas que querían que se demoliera el edificio para quedarse con el
terreno, y que el estado les financie un gimnasio, son miembros de la misma
orden Salesiana de Don Bosco, que acompañó con la cruz en mano el genocidio de
los pueblos originarios durante la “Conquista del Desierto” del General Roca. Y
da la “casualidad” que hicieron eso con la intención de apropiarse de unos
terrenos para “civilizar” a los “salvajes” que habitaban estas tierras. Por eso
insistimos que estamos en contra de que el gobierno nacional, provincial o
municipal destine un solo peso a los negocios privados que lucran con la
educación. Necesitamos presupuesto para educación y salud pública de calidad, y
un plan de obras públicas que responda a estas necesidades. Basta de financiar
a la iglesia con el dinero del pueblo, que se separe inmediatamente la Iglesia
del Estado.
El intendente Daniel Gardonio se mostró muy enojado por no poder cumplir
con el acuerdo que había hecho con las salesianas, y declaró que "en 99
años, nadie se acordó de hacer una declaración de patrimonio histórico",
"habíamos logrado un acuerdo, que no generaba divisiones en la sociedad”.
Sí genera divisiones en la sociedad señor Gardonio, porque, a pocos días de
cumplirse 100 años de la primera huelga que inició las luchas de la “Patagonia
rebelde” sigue habiendo un pueblo que no quiere que borren su historia.
26 de Octubre de 2020
PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES (PSTU)
[1] La Patagonia rebelde. Osvaldo Bayer