País
en remate: esto pasa por pagar
Avanzada Socialista No.72 Periodico del PSTU -LITCI
La Argentina de la década kirchnerista, según decían, era el país de los
derechos humanos, del desendeudamiento, del constante crecimiento del PIB, de
la recuperación económica. Hoy vamos barranca abajo. ¿Por qué?
Néstor Kirchner asumió la presidencia en
2003, luego de la cesación de pagos de la deuda externa (default) obligada por
el levantamiento popular de 2001 y de la violenta devaluación del peso que
redujo a un tercio el salario real de los trabajadores. Durante los años
siguientes entraron al país miles de millones de dólares debido a la
valorización internacional de las materias primas, en particular, por las
buenas cosechas y precios favorables de los cereales.
Esas fueron las bases de la reactivación
económica que logró bajar el desempleo, subir los salarios y una relativa
estabilidad del país. Las reservas del Banco Central llegaron a 50.000 millones
de dólares y había superávit fiscal y comercial.
Sin embargo, salvo algunas pocas
renacionalizaciones como las AFJP, Aerolíneas o AySA (Agua y Saneamiento
Urbano), los principales resortes de la economía continuaron en manos de bancos
extranjeros y empresas multinacionales.
Se agravó la herencia de la dictadura y de
Menem
La dictadura militar utilizó el terrorismo
de estado para evitar todo tipo de resistencia e imponer una política de
corrupción y sometimiento hacia los grandes grupos económicos, de la cual la
deuda externa es un producto monstruoso.
En 1982, de la mano de una maniobra
fraudulenta de Domingo Cavallo, entonces Secretario de Hacienda, el Estado se
hizo cargo de las deudas externas de corporaciones privadas, mientras las
empresas estatales estaban agobiadas y carentes de recursos.
Todos los gobiernos democráticos avalaron
esa estafa de la dictadura y las corporaciones. Alfonsín reconoció los 45.000
millones que habían dejado los militares y renegoció vencimientos por 20.000
millones de dólares más.
Bajo el gobierno de Menem se realizaron
las privatizaciones de las empresas públicas, como parte de un acuerdo con el
FMI y los bancos para renegociar la deuda. Menem se fue, dejando
122.000 millones; De la Rúa, 145.000 millones.
El kirchnerismo desde el comienzo
quiso salir del default. En 2005 y 2010 llegó a un acuerdo con el
92,3% de los tenedores de bonos. Los vencimientos de intereses de la
deuda externa se retomaron en 2007.
En 2009 se pagaron 10.000 millones al
FMI para “liquidar” la deuda y ser “independientes”. En total,
según el propio Gobierno, han pagado cerca de 190.000 millones de
dólares. A pesar de eso, lejos de disminuir, la deuda pública suma hoy más
de 300.000 millones de dólares. Mientras tanto, se profundizó la privatización
y extranjerización de la economía.
Nos están sacando todo
Ahora los fondos buitre, avalados por el
fallo del juez Griesa y la Corte Suprema de EEUU, van por Vaca Muerta. Según Ámbito
Financiero del 28 de julio, el fondo buitre Elliot, propiedad de Paul
Singer, presentó en los tribunales de California un pedido para que la justicia
norteamericana avance en eventuales embargos contra YPF o su socio en Vaca
Muerta, Chevron. Es justamente en ese estado donde la petrolera norteamericana
tiene su sede. Si el juez Griesa decidiera liberar la alternativa de
avanzar en embargos contra el país, el primer zarpazo sería contra la petrolera
argentina y su socia de los Estados Unidos.
También los rusos y chinos compiten por la
recolonización de Argentina. El presidente ruso Putin nos visitó hace poco en
busca de buenos negocios. La Agencia Estatal de Energía Atómica de Rusia
(Rosatom) pugna por ser elegida para la construcción de la cuarta central
nuclear argentina, un negocio de 3.000 millones de dólares. Otro, de 2.000
millones de dólares es la construcción de la central hidroeléctrica Chihuido I,
en Neuquén.
Putin también puso la mira en Vaca Muerta:
el gigante estatal gasífero ruso Gazprom adquirió una participación en la
explotación de la empresa alemana Winbtershall en Vaca Muerta.
El presidente chino Xi Jinping, estuvo en
la Rosada[1] poco
después. China firmó acuerdos para hacer préstamos e inversiones por 18.000
millones de dólares para el ramal [ferroviario] Belgrano Cargas, [la]
construcción de represas hidroeléctricas en Santa Cruz: Néstor Kirchner y Jorge
Cepernic, alimentos y minería.
En nuestra vida cotidiana conocemos a
gente que presta a quien no puede pagar: son los “prestamistas” que luego se
quedan con todas las pertenencias del deudor. Como vemos, con la deuda externa
pasa parecido: es un mecanismo de saqueo. Los bancos y empresas buitres
yanquis, inglesas, rusas o chinas, nos “prestan” e “invierten” para mantenernos
en situación de dependencia, seguir cobrando la deuda eternamente, y apropiarse
de nuestras riquezas.
“Los locos del No Pago”
En los años ’80, el viejo MAS, miembro de
la LIT en Argentina y antecesor del PSTU, denunciaba la deuda externa como uno
de los más graves problemas de la Argentina. Por eso nos llamaban “Los locos
del No Pago”.
Nuestros compañeros de trabajo y estudio
nos respetaban mucho como luchadores pero dudaban sobre nuestra posición de no
pagar la deuda externa:“si no pagamos nos van a embargar, nos van a
sacar los aviones, los trenes, el petróleo, las tierras”, nos decían.
La realidad hoy muestra que, al contrario
de lo que pensaba la mayoría en aquellos años, cuanto más pagamos, más debemos,
más nos saquean y más se hunde el país. No solo perdimos miles de millones que
fueron sacados del bolsillo de los trabajadores y el pueblo; también se
llevaron YPF y el petróleo, los trenes y miles de kilómetros de vías, los
minerales, extensos territorios con los mejores suelos, todo en manos privadas
y de multinacionales que usaron la deuda para robarnos.
La demostración vale para toda América
Latina. La salida también es la misma: hay que cambiar este sistema
capitalista-imperialista que se lleva todo en beneficio de unos pocos. Los
trabajadores tenemos que tomar en nuestras manos la tarea de pelear por no
pagar más la deuda externa, en el camino de lograr la Segunda y Definitiva
Independencia y conquistar el socialismo.
Cifras de la extranjerización de la
economía
> Según
el INDEC[2] (2009)
los dos tercios de las 500 empresas más grandes son extranjeras (Clarín
16/1/2011).
> Monsanto
(EEUU) es la principal productora de agroquímicos del país.
> Las
automotrices instaladas en el país son transnacionales: General Motors,
Renault, Peugeot-Citroen, Volkswagen, Toyota, Ford, Fiat, Mercedes Benz, Iveco,
Honda y Scania.
> En 2006
la participación de transnacionales en el total de la producción minera era de
100% (Informe World Investment Report de la UNCTAD de 2007, Clarín,
13/1/2008). Lideran el ranking la Barrick Gold (Canadá) y La Alumbrera
(Suiza-Canadá).
> El
principal terrateniente del país es Benetton (Italia) propietario de
900.000 hectáreas.
> La
exportación de soja se concentra en siete multinacionales que manejan 79% del
negocio: Cargill (EEUU), Noble Grain (China), A.D.M (EEUU), Bunge (EEUU),
Dreyfus (Francia), Toepfer (Alemania), Nidera (China).
> El 90%
del comercio exterior lo dominan empresas extranjeras. En 1993, el porcentaje
era de 60% (Evolución de la Inversión Extranjera Directa, Juan Pablo Calvo
Vismara, 2008, UNMP).
> El 83%
del negocio petrolero continúa en manos de multinacionales: Chevron, Petrobras,
Total, PAE, entre otras.
> Brasil
tiene 42% en cemento, 40% en calzados y en bebidas, 38% en alimentos, 30% en
siderurgia y carne y 25% en textil.
> En el
período 2003-2009 las grandes empresas se financiaron principalmente con
subsidios del Estado, que crecieron 345%.
[1] La
Rosada es el nombre con el que se designa la Casa de Gobierno, y el
calificativo tiene que ver con el color de su pintura [N. de E.].
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