¿Quiénes somos?

El PSTU es un partido integrado por mujeres y hombres comprometidos con las transformaciones por un mundo más justo e igualitario, es decir un mundo SOCIALISTA.
Está compuesto principalmente por militantes que participan en sindicatos, movimientos estudiantiles, sociales y populares. Estamos convencidos de que la única manera de cambiar la realidad es mediante la movilizacion permanente de los trabajadores y los sectores populares a fin de terminar definitivamente con el sistema capitalista. De ahí que su estrategia es revolucionaria y no reformista.
Creemos que el socialismo no sólo es posible sino que es necesario por los principios, valores y fines superiores que enarbola.

Pero si somos revolucionarios ¿por qué queremos participar en las elecciones?

Si bien creemos que sólo la movilización de los trabajadores y la acción directa puede cambiar la realidad, pensamos que las elecciones son y están diseñadas para que nada cambie. No obstante, son una oportunidad para divulgar las ideas de nuestro partido y una herramienta importante para el apoyo de las luchas y la denuncia del sistema capitalista mismo.

jueves, 27 de febrero de 2014

HAY QUE ORGANIZAR EL ENFRENTAMIENTO AL AJUSTE

DEVALUACIÓN: Premio para los patrones, castigo para los trabajadores y el pueblo

HAY QUE ORGANIZAR EL ENFRENTAMIENTO AL AJUSTE
Febrero 2.014
La devaluación de la moneda anunciada por el gobierno, llevando al dólar oficial a más de $ 8, significó un duro golpe al bolsillo de los trabajadores y un salto en la implementación del plan de ajuste que el gobierno viene profundizando luego de las elecciones de octubre. La liberación parcial del cepo cambiario –que permite la compra de 2000 dólares mensuales a quienes ganen más de $ 7200 al mes- presentada como una de las grandes medidas a favor de los intereses populares, es a su vez, una burla. Porque para la inmensa mayoría de los trabajadores y jubilados de nuestro país, ni que hablar para los trabajadores precarizados y/o informales, nunca fue un verdadero problema poder “ahorrar” en dólares. Simplemente porque nunca tuvieron alguna posibilidad. Lo que viene siendo un gran problema y el gobierno se empeñaba en negar es la inflación, que va devorando el poder adquisitivo de los que tenemos menores ingresos. La angustia y la bronca crece al interior de nuestras familias al ver como se dispararon los precios de los alimentos, los combustibles y los artículos de primera necesidad. No hace falta ser un gran economista para saber que no son suficientes los anuncios sobre “los precios cuidados” y la promesa de que los empresarios retrotraerán los precios a los valores anteriores. Todos tenemos memoria y sabemos que cuando pasan estas cosas siempre pasa lo mismo: se beneficia a las grandes patronales y se castiga al pueblo trabajador en su conjunto. Mientras tanto las multinacionales y sus socios locales, que se la llevaron en pala durante tantos años, ante la caída del consumo local y la baja de la demanda de autos y otros productos de Brasil, lo primero que hacen es descargar la crisis sobre los trabajadores con suspensiones masivas y amenazas de despidos. Como siempre, intentan llevarnos a la trampa de resignar nuestro salario para mantener el trabajo. Parece mentira pero no pasaron muchas semanas desde que Cristina declaró que si los banqueros y empresarios querían imponerle una devaluación, ella se iba del gobierno. Incluso fue uno de sus argumentos durante la reciente campaña electoral. Una vez más, lejos de cualquier intento de aparecer como una víctima, queda claro ante los ojos de millones para quien gobierna la presidenta
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Tampoco es ninguna sorpresa los aplausos ante la devaluación del conjunto de la oposición patronal. Tanto Scioli, como Massa, los radicales, los “socialistas” de Binner, la Carrió y Pino, De la Sota, y Macri hace tiempo que presionan por estas medidas y sólo hacen mérito ante el imperialismo para mostrarse como los más dispuestos a arrodillarse ante sus exigencias. Pero desde la derrota electoral del gobierno en octubre pasado, y el aumento de la crisis política provocada por la ausencia de Cristina, cada vez actúan con mayor prudencia para frenar los reclamos. Ambos, gobierno y oposición, con distintas posturas de ocasión, actúan en sintonía con el imperialismo para aplicar el ajuste y preparar el recambio en las elecciones del 2015. Así es como nadie cuestiona la entrega de YPF a la multinacional yanqui Chevrón, la indemnización a la vaciadora Repsol, la reprivatización de las transmisiones del fútbol, el pago con nuestras reservas a los usureros de la deuda ni sentarse a negociar con los nuevos buitres del “Club de París”. Por ello, es completamente falso que exista un peligro de golpe y/o elementos de desestabilización institucional. Son fantasmas que se agitan intencionadamente para aplacar la respuesta de los trabajadores ante este ataque, que es a lo que realmente le temen. No es ningún secreto que los aumentos salariales arrancados por la suboficialidad y la tropa de las policías han puesto en peligro la política de topes salariales que el gobierno y la patronal vienen impulsando.

Cualquier trabajador, por lo menos entre los empleados estatales, hoy tiene mejores condiciones para exigir un aumento similar al de los policías. Y esto, desbarata todo el modelo. Lo único concreto, y que realmente necesita una respuesta contundente del movimiento obrero y popular, es el incremento de la política represiva del gobierno para poder hacer pasar el ajuste. La condena a cadena perpetua por parte de la justicia santacruceña a los trabajadores petroleros de Las Heras, aquellos que iniciaron la lucha contra el impuesto al salario (mal llamado impuesto a las ganancias), es un claro mensaje intimidatorio para el conjunto de los trabajadores. Las declaraciones del ministro Berni señalando que se encuentra “asqueado” de los cortes y protestas populares, no son ninguna casualidad. Luego de los anuncios, el gobierno ha reforzado los operativos represivos desplegando cientos de efectivos, como pudimos observar en la protesta de las cooperativas en el ministerio de Desarrollo Social o en la lucha de los trabajadores tercerizados aeronáuticos que peleaban por el pase a planta permanente. Por ello, la lucha por la absolución de los presos de Las Heras y el fin de la criminalización de la protesta social resulta inseparable del enfrentamiento al ajuste en curso. Ante este escenario, los dirigentes de las centrales sindicales –tanto los oficialistas como los opositores- ya salieron a declarar que no es posible cerrar acuerdos paritarios mayores a los seis meses. Sin embargo, Caló, el líder de la CGT oficialista, si bien dice “que la gente no le alcanza para comer” y “que tenemos que recuperar lo que se comió la inflación” sigue atado a sus acuerdos con el gobierno y no ha convocado a ninguna medida concreta. Por su parte, Moyano, recién reconciliado en la oposición sindical con Barrionuevo, pide correctamente unos $ 3.000 pesos de emergencia pero sin convocar a ninguna medida. Su única “acción” fue ir al encuentro de Macri, luego del fracaso de la foto con Massa y Scioli. 

Nada se puede esperar de estos acuerdos con los dirigentes patronales. Entonces, como bien señala el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en su reciente declaración “la situación creada plantea a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos antiburocráticos y combativos la promoción de asambleas, plenarios yo reuniones de activistas en el camino de un reagrupamiento y coordinación nacional, para votar resoluciones de programa y de lucha. Esta actividad mostrará al conjunto del movimiento obrero que se van preparando las condiciones de la respuesta, exigiéndole a los sindicatos y a las centrales obreras (CGTs y CTAs) que inmediatamente convoquen a plenarios de delegados con mandato para votar planes de lucha y un plan de lucha de conjunto.” Es necesario que exijamos a las centrales sindicales que rompan sus pactos con el gobierno y las patronales y encabecen un plan de lucha por una paritaria única nacional, $ 10.000 de salario mínimo con ajuste trimestral, 82% móvil para los jubilados, aumento y universalización de subsidios para todos los desocupados, prohibición de despidos y suspensiones repartiendo las horas de trabajo sin afectar el salario, el pase a planta de todos los trabajadores contratados y tercerizados, entre otras medidas de emergencia. Pero esto no basta. Tenemos que exigir también un plan de obras públicas que garantice trabajo para todos y la construcción de viviendas, escuelas, hospitales, redes de electricidad, de gas, cloacas, ferrocarriles, rutas y todo lo que necesitamos, financiado con la suspensión del pago de la fraudulenta deuda externa y la nacionalización de la banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores. En definitiva, ante el modelo del gobierno y las patronales que se viene aplicando, tenemos que ir construyendo un plan obrero de emergencia alternativo para ponerlo al servicio de la lucha. Para lograrlo, es necesario que desde las fuerzas que formamos parte del FIT también demos un paso al frente e impulsemos reuniones amplias con el conjunto de las numerosas conducciones sindicales combativas y democráticas que van surgiendo en todo el país, para ir construyendo la salida política que hace falta para ir guiando el reclamo a las centrales bajo un programa de acción común. La propuesta presentada en las últimas elecciones, que fue apoyada por un sector importante aunque minoritario de la población, puede ser una buena base para ir enriqueciéndola con el aporte de los nuevos sectores que se siguen desencantando con el gobierno y buscan una alternativa. Desde el PSTU, ponemos todas nuestras fuerzas al servicio de esta lucha, para que de una vez por todas, la crisis la paguen quienes la provocaron y no lo hagamos los trabajadores y el pueblo.

 PSTU -PARTIDO SOCIALISTA DE LOS TRABAJADORES UNIFICADO
En el Frente de Izquierda y de los trabajadores –FIT

Liga Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional
Lea Avanzada Socialista


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