DEVALUACIÓN: Premio para los patrones, castigo para los
trabajadores y el pueblo
HAY QUE ORGANIZAR EL ENFRENTAMIENTO AL AJUSTE
Febrero 2.014
La
devaluación de la moneda anunciada por el gobierno, llevando al dólar oficial a más
de $ 8, significó un duro golpe al bolsillo de los trabajadores y un salto en
la implementación del plan de ajuste que el gobierno viene profundizando luego
de las elecciones de octubre. La liberación parcial del cepo cambiario –que
permite la compra de 2000 dólares mensuales a quienes ganen más de $ 7200 al
mes- presentada como una de las grandes medidas a favor de los intereses
populares, es a su vez, una burla. Porque para la inmensa mayoría de los
trabajadores y jubilados de nuestro país, ni que hablar para los trabajadores
precarizados y/o informales, nunca fue un verdadero problema poder “ahorrar” en
dólares. Simplemente porque nunca tuvieron alguna posibilidad. Lo que viene
siendo un gran problema y el gobierno se empeñaba en negar es la inflación, que
va devorando el poder adquisitivo de los que tenemos menores ingresos. La
angustia y la bronca crece al interior de nuestras familias al ver como se
dispararon los precios de los alimentos, los combustibles y los artículos de
primera necesidad. No hace falta ser un gran economista para saber que no son suficientes
los anuncios sobre “los precios cuidados” y la promesa de que los empresarios
retrotraerán los precios a los valores anteriores. Todos tenemos memoria y
sabemos que cuando pasan estas cosas siempre pasa lo mismo: se beneficia a las
grandes patronales y se castiga al pueblo trabajador en su conjunto. Mientras
tanto las multinacionales y sus socios locales, que se la llevaron en pala
durante tantos años, ante la caída del consumo local y la baja de la demanda de
autos y otros productos de Brasil, lo primero que hacen es descargar la crisis
sobre los trabajadores con suspensiones masivas y amenazas de despidos. Como
siempre, intentan llevarnos a la trampa de resignar nuestro salario para
mantener el trabajo. Parece mentira pero no pasaron muchas semanas desde que
Cristina declaró que si los banqueros y empresarios querían imponerle una
devaluación, ella se iba del gobierno. Incluso fue uno de sus argumentos
durante la reciente campaña electoral. Una vez más, lejos de cualquier intento
de aparecer como una víctima, queda claro ante los ojos de millones para quien
gobierna la presidenta
.
Tampoco
es ninguna sorpresa los aplausos ante la devaluación del conjunto de la
oposición patronal. Tanto Scioli, como Massa, los radicales, los “socialistas” de
Binner, la Carrió y Pino, De la Sota, y Macri hace tiempo que presionan por
estas medidas y sólo hacen mérito ante el imperialismo para mostrarse como los
más dispuestos a arrodillarse ante sus exigencias. Pero desde la derrota
electoral del gobierno en octubre pasado, y el aumento de la crisis política
provocada por la ausencia de Cristina, cada vez actúan con mayor prudencia para
frenar los reclamos. Ambos, gobierno y oposición, con distintas posturas de
ocasión, actúan en sintonía con el imperialismo para aplicar el ajuste y
preparar el recambio en las elecciones del 2015. Así es como nadie cuestiona la
entrega de YPF a la multinacional yanqui Chevrón, la indemnización a la
vaciadora Repsol, la reprivatización de las transmisiones del fútbol, el pago con
nuestras reservas a los usureros de la deuda ni sentarse a negociar con los
nuevos buitres del “Club de París”. Por ello, es completamente falso que exista
un peligro de golpe y/o elementos de desestabilización institucional. Son
fantasmas que se agitan intencionadamente para aplacar la respuesta de los
trabajadores ante este ataque, que es a lo que realmente le temen. No es ningún
secreto que los aumentos salariales arrancados por la suboficialidad y la tropa
de las policías han puesto en peligro la política de topes salariales que el
gobierno y la patronal vienen impulsando.
Cualquier
trabajador, por lo menos entre los empleados estatales, hoy tiene mejores
condiciones para exigir un aumento similar al de los policías. Y esto,
desbarata todo el modelo. Lo único concreto, y que realmente necesita una
respuesta contundente del movimiento obrero y popular, es el incremento de la
política represiva del gobierno para poder hacer pasar el ajuste. La condena a
cadena perpetua por parte de la justicia santacruceña a los trabajadores
petroleros de Las Heras, aquellos que iniciaron la lucha contra el impuesto al
salario (mal llamado impuesto a las ganancias), es un claro mensaje
intimidatorio para el conjunto de los trabajadores. Las declaraciones del
ministro Berni señalando que se encuentra “asqueado” de los cortes y protestas
populares, no son ninguna casualidad. Luego de los anuncios, el gobierno ha
reforzado los operativos represivos desplegando cientos de efectivos, como
pudimos observar en la protesta de las cooperativas en el ministerio de
Desarrollo Social o en la lucha de los trabajadores tercerizados aeronáuticos
que peleaban por el pase a planta permanente. Por ello, la lucha por la
absolución de los presos de Las Heras y el fin de la criminalización de la
protesta social resulta inseparable del enfrentamiento al ajuste en curso. Ante
este escenario, los dirigentes de las centrales sindicales –tanto los
oficialistas como los opositores- ya salieron a declarar que no es posible
cerrar acuerdos paritarios mayores a los seis meses. Sin embargo, Caló, el
líder de la CGT oficialista, si bien dice “que la gente no le alcanza para
comer” y “que tenemos que recuperar lo que se comió la inflación” sigue atado a
sus acuerdos con el gobierno y no ha convocado a ninguna medida concreta. Por
su parte, Moyano, recién reconciliado en la oposición sindical con Barrionuevo,
pide correctamente unos $ 3.000 pesos de emergencia pero sin convocar a ninguna
medida. Su única “acción” fue ir al encuentro de Macri, luego del fracaso de la
foto con Massa y Scioli.
Nada se
puede esperar de estos acuerdos con los dirigentes patronales. Entonces, como
bien señala el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en su reciente
declaración “la situación creada plantea a las comisiones internas, cuerpos de
delegados y sindicatos antiburocráticos y combativos la promoción de asambleas,
plenarios yo reuniones de activistas en el camino de un reagrupamiento y
coordinación nacional, para votar resoluciones de programa y de lucha. Esta actividad
mostrará al conjunto del movimiento obrero que se van preparando las
condiciones de la respuesta, exigiéndole a los sindicatos y a las centrales
obreras (CGTs y CTAs) que inmediatamente convoquen a plenarios de delegados con
mandato para votar planes de lucha y un plan de lucha de conjunto.” Es
necesario que exijamos a las centrales sindicales que rompan sus pactos con el
gobierno y las patronales y encabecen un plan de lucha por una paritaria única
nacional, $ 10.000 de salario mínimo con ajuste trimestral, 82% móvil para los
jubilados, aumento y universalización de subsidios para todos los desocupados,
prohibición de despidos y suspensiones repartiendo las horas de trabajo sin
afectar el salario, el pase a planta de todos los trabajadores contratados y
tercerizados, entre otras medidas de emergencia. Pero esto no basta. Tenemos
que exigir también un plan de obras públicas que garantice trabajo para todos y
la construcción de viviendas, escuelas, hospitales, redes de electricidad, de
gas, cloacas, ferrocarriles, rutas y todo lo que necesitamos, financiado con la
suspensión del pago de la fraudulenta deuda externa y la nacionalización de la
banca y el comercio exterior bajo control de los trabajadores. En definitiva,
ante el modelo del gobierno y las patronales que se viene aplicando, tenemos
que ir construyendo un plan obrero de emergencia alternativo para ponerlo al
servicio de la lucha. Para lograrlo, es necesario que desde las fuerzas que
formamos parte del FIT también demos un paso al frente e impulsemos reuniones
amplias con el conjunto de las numerosas conducciones sindicales combativas y
democráticas que van surgiendo en todo el país, para ir construyendo la salida
política que hace falta para ir guiando el reclamo a las centrales bajo un
programa de acción común. La propuesta presentada en las últimas elecciones,
que fue apoyada por un sector importante aunque minoritario de la población,
puede ser una buena base para ir enriqueciéndola con el aporte de los nuevos
sectores que se siguen desencantando con el gobierno y buscan una alternativa.
Desde el PSTU, ponemos todas nuestras fuerzas al servicio de esta lucha, para
que de una vez por todas, la crisis la paguen quienes la provocaron y no lo
hagamos los trabajadores y el pueblo.
PSTU -PARTIDO SOCIALISTA
DE LOS TRABAJADORES UNIFICADO
En el Frente de Izquierda y de los
trabajadores –FIT
Liga Internacional de los Trabajadores
- Cuarta Internacional
Lea Avanzada
Socialista
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