¿Quiénes somos?

El PSTU es un partido integrado por mujeres y hombres comprometidos con las transformaciones por un mundo más justo e igualitario, es decir un mundo SOCIALISTA.
Está compuesto principalmente por militantes que participan en sindicatos, movimientos estudiantiles, sociales y populares. Estamos convencidos de que la única manera de cambiar la realidad es mediante la movilizacion permanente de los trabajadores y los sectores populares a fin de terminar definitivamente con el sistema capitalista. De ahí que su estrategia es revolucionaria y no reformista.
Creemos que el socialismo no sólo es posible sino que es necesario por los principios, valores y fines superiores que enarbola.

Pero si somos revolucionarios ¿por qué queremos participar en las elecciones?

Si bien creemos que sólo la movilización de los trabajadores y la acción directa puede cambiar la realidad, pensamos que las elecciones son y están diseñadas para que nada cambie. No obstante, son una oportunidad para divulgar las ideas de nuestro partido y una herramienta importante para el apoyo de las luchas y la denuncia del sistema capitalista mismo.

martes, 12 de septiembre de 2017

La tierra como negocio de unos pocos


PSTU Setiembre 2.017

El infame programa de Lanata del último domingo trató sobre la cuestión de la tierra y los pueblos originarios en todo el país, para justificar el saqueo y la represión. Lejos de ser un problema solo patagónico el saqueo de la tierra, al igual que los otros recursos naturales, es un problema nacional profundamente vinculado a nuestra soberanía. 
Durante la década del 90, mientras Menem decía que acá nos sobraba tierra, llegaron capitales extranjeros al país a comprar tierras baratas. Como para el capitalismo la tierra es un negocio y no un bien social, es así como buscaron las mejores tierras, ricas en agua y minerales y los gobiernos cipayos nacionales y provinciales “a su disposición”. 
Una nueva legislación de arrendamientos permitió a esos capitales entrar o salir del agro con toda libertad, alquilaron tierras sin importar la conservación del suelo (la soja especialmente), importaron “libremente” maquinarias y agroquímicos de sus casas centrales y exportaron “libremente” lo producido. Para ellos no existía el Impuesto a las Ganancias. En 1991 gozaron también del Decreto de Desregulación, eliminando organismos “de control” como la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes. Cuando los grandes productores, los monopolios y las empresas transnacionales hablan de libertad, hablan de eso. 
Claro está que esa libertad de comercio para ricos se hizo y hace a costa de represión y desalojo de comunidades originarias y criollas con falsos títulos de propiedad, desmonte de campos, deterioro ambiental, pérdida de la biodiversidad haciendo de la soja una reina que se abre paso arrasando con bosques y selvas. Fue así también como se dejaron de producir alimentos básicos de economía popular (soberanía alimentaria). 
Para muestra tenemos varios botones: la persecución a los qom y mapuches que resisten y por eso aparecen en los medios “de vez en cuando”; grandes inundaciones en distintas regiones debido a la tala indiscriminada; la dependencia de agricultores respecto a multinacionales en cuanto a semillas y agrotóxicos; médicos rurales que informan sobre datos catastróficos por el uso de glisfosato cuyos expedientes “duermen” en el Ministerio de Salud; y un largo etcétera que hoy se concentra en la desaparición forzosa de Santiago Maldonado. 

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